La concesión, el pasado mes de mayo, del Premio Príncipe de Asturias a los cuatro padres de Internet muestra hasta qué punto esta herramienta tecnólogica se ha convertido en la red estrella. Conectarse «a la red» o trabajar «en red» es sinónimo en nuestros días de conectarse a Internet o de comunicarse a través de Internet. Estar o no estar conectados a Internet, ésa es la cuestión ¿se nos dice¿, porque quien no participe en ella estará con casi total certeza socialmente excluido. Pero para vivir en Internet necesitaremos saber no sólo cómo manejar las tecnologías y los artefactos, sino entender en profundidad los comportamientos de la red y en la red. Unos comportamientos que, a juzgar por los análisis de Ricardo Ruiz de Querol, a menudo se revelan diferentes a como los suponen nuestra intuición inicial.