Este artículo plantea ideas y propuestas de reflexión sobre la moral profesional de los docentes. A su juicio, si las instituciones educativas quieren afrontar el futuro sin aferrarse al pasado, deben reconocerse como organizaciones sociales, aceptarse como servicio público evaluable, actualizar constantemente su formación y conocimientos y actualizar permanentemente sus valores éticos y profesionales mediante consenso democrático.