Con cada vez más frecuencia encontramos en el debate público argumentos que ligan la creciente internacionalización económica con la (supuesta) crisis de la capacidad del Estado para intervenir en la sociedad. En el artículo intento mostrar pruebas contra esta visión en exceso simplista del fenómeno de la globalización. Ofrezco dos argumentos por los cuales los Estados pueden no estar atravesando esa supuesta crisis. Por un lado, los gobiernos nacionales han sido actores centrales en la creación de un nuevo orden económico más internacionalizado. Por otro, la evidencia existente hasta la fecha indica que mayores niveles de apertura económica no conllevan menor intervencionismo estatal. Antes al contrario, es previsible que los gobiernos se vean impulsados a responder con nuevas actuaciones en la esfera económica a causa de las crecientes demandas de grupos negativamente afectados por la internacional ización. Utilizando estos argumientos, la última sección del artículo examina el proceso de integración europea, fenómeno que suele ser utilizado como ejemplo paradigmático de pérdida de poder del Estado..