Mientras en la OTAN tratan de ponerse de acuerdo sobre su misión en Afganistán, el terrorismo islamista ha recuperado sus bases en el sur y el este del país y persevera en su doble objetivo: minar el apoyo de la opinión pública afgana a la ISAF y advertir a la opinión pública mundial de los riesgos de la misión aliada y de la fortaleza de Al Qaeda. En 2009-2010 Afganistán debería celebrar sus segundas elecciones. La OTAN se juega su futuro de aquí a entonces.