El Kurdistán iraquí vive en una especie de limbo entre el cielo de la independencia y el infierno de la desestabilización. La falta de progresos hacia un Irak unido y democrático ha acelerado las esperanzas secesionistas de la región autónoma del Kurdistán, la más estable del país. Irán, Siria y sobre todo Turquía, con importantes minorías kurdas, temen un conflicto regional de carácter separatista.