Mientras los partidos preparan las primarias, la política exterior parece estar fuera del debate. En las cuestiones que los candidatos han debatido en estas semanas, no hay ni una sola mención a la cumbre de Annapolis y al conflicto palestino. Evidentemente Irak reclama su atención, pero ninguno tiene una solución clara. Ha bajado mucho le preocupación del electorado por los ¿valores tradicionales¿: aparte de la inquina contra la inmigración ilegal, que predomina sobre todo en el campo republicano, parecen haber sido sustituidos por una creciente preocupación por la economía.