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José Cazorla Pérez 
El mediterráneo se ha empequeñecido, y ninguno de sus países ribereños puede ya considerarse ajeno a lo que suceda en otro de ellos. La distancia económica media entre los dos países más próximos geográficamente en el extremo occidental, de los respectivos bloques Norte y Sur (España y Marruecos), da una diferencia entre sus rentas medias de 1 a 13,5. En los años inmediatos la presión sobre los recursos consiguiente a esta distancia aumentará y se trasladará en forma de emigración hacia la orilla "Norte". Es lógico que el punto de mayor presión sea el más próximo entre ambos mundos, es decir el estrecho de Gibraltar. Una de las principales causas de esta presión es que en el Magreb no existe una burguesía autónoma, sino una clase alta que especula y consume, pero no invierte ni produce. En una sociedad "a dos velocidades", una de ellas va cada vez más lenta. Al tratar de los problemas del Mediterráneo, queda también latente una cuestión que afecta a su extremo más occidental. Se trata del triángulo Melilla-Ceuta-Gibraltar. No es una cuestión demográfica, ni religiosa, ni siquiera económica, sino puramente política.
