La relación peculiar que se establece entre la Iglesia, la política, la estructura social y la ideología es estudiada a través del conflicto entre el convento marianista del Santuario de la Virgen y las autoridades locales desde 1966 hasta 1976. El contexto en el que tuvo lugar el conflicto fue el Concilio del Vaticano II, y el consiguiente apoyo de la Iglesia desde mediados de los 60 a los más desfavorecidos. La mecha que prendió el fuego fue la democratización de las reglas por el cual el santuario, símbolo de la identidad local, tenía que ser gobernada, además del intento de dar a la laicidad una mayor participación en las instituciones eclesiásticas, lo que chocó con las estructuras de poder ya establecidas. Una investigación sobre este conflicto revela el crecimiento de nuevas formas de religiosidad y la ruptura de la Iglesia con la élite gobernante