Este trabajo parte de la consideración de que, en la práctica, la información, en lugar de un derecho, se constituye en un factor de poder, a través de la mutua interpelación dialéctica entre el poder político y los medios de comunicación. Las nuevas tecnologías tienden a agudizar esta situación, pero también pueden favorecer una mayor participación de los ciudadanos en el control de los flujos de información, haciendo posible el paso de la vigente relación bilateral a una relación triangular medios de información / ciudadanos / poder político.