El articulo argumenta que mientras que los efectos directos del estado de bienestar en la disminución de la desigualdad social son limitados, si puede contribuir al desarrollo de la ciudadanía, cuando sus políticas respondan a las necesidades de la población y ofrezcan la oportunidad de la participación activa en la configuración y puesta en marcha de dichas políticas. Se examina el desarrollo del estado de bienestar en España, a partir de varios estudios y evidencias estadísticas. Este desarrollo del estado del bienestar ha sido obstaculizado por su origen en la época franquista, por las prioridades de los gobiernos democráticos desde 1977, por el alto índice de desempleo y por las resistencias a descentralizar el poder político. Los desequilibrios regionales y la segregación social en el interior de las ciudades tienden a consolidar estas desigualdades, y, en ausencia de movimientos sociales relevantes, los ciudadanos tienden a buscar soluciones dentro de la esfera de la vida privada