El desarrollo de la pequeña empresa ha sido un aspecto fundamental para el ajuste italiano de las tensiones económicas y sociales de la década de 1970. Las regiones en las que predomina la pequeña empresa se caracterizan por unas distintivas subculturas políticas: la comunista en las regiones centrales y la católica de la democracia cristiana en las regiones del noreste. Se argumenta que estas subculturas políticas favorecieron una regulación localista de la economía de la pequeña empresa, influeyendo en las relaciones laborales y en las actividades del gobierno local. Sobre estas bases se estableció un compromiso social que trajo un alto grado de flexibilidad económica. El contexto institucional de los barrios industriales atenuó los costes sociales del ajuste económico y fomentó una redistribución de sus ventajas. Sin embargo, se deben reconocer los problemas que el neo-localismo crea para la modernización adicional de las regiones que cuentan con un amplio sector pequeño empresarial, particularmente la insuficiencia, cada vez mayor, de recursos locales para resolver los distintos problemas