La historia moderna española ha mostrado un alto nivel de influencia del ejército en el desarrollo social y político. En ocasiones, algunos procesos de cambio han sido retardados por el ejército, mientras que en otras han sido acelerados. A principios del S.XIX el ejército presionó a favor de cambios progresistas, tendiendo hacia cambios más conservadores a finales de dicho siglo. A lo largo del siglo veinte, la ideología militar existente ha utilizado al terrorismo como pretexto para suplantar del poder al gobierno civil y restaurar el orden interno a través de la intervención militar, contemplado no solo como un derecho sino como un deber absoluto. Así, el ejército ha sido concebido como el depositario de los valores nacionales permanentes fruto de su naturaleza suprapolítica. Se destaca, en última instancia, que golpistas y terroristas, de cualquier tendencia ideológica, tienen como objetivo final la destrucción de la democracia