¿Es el mundo un lugar más seguro tras la guerra declarada por el gobierno de Estados Unidos y sus aliados contra el terrorismo? A juicio del autor la respuesta es un no contundente; por el contrario, se han intensificado los actos terroristas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. El análisis gira alrededor del vínculo entre las armas de destrucción masiva y el terrorismo. A partir de los casos de Libia, Irán e Irak, el autor establece que la definición del eje de la maldad y los ataques preventivos forman parte de una campaña cuya prioridad es detener la proliferación de armas de destrucción masiva antes que la destrucción de los actuales arsenales.