A diferencia de la mayor parte de los grupos amerindios centroamericanos, los misquitos jamás fueron conquistados ni sometidos al dominio español hasta finales del siglo XIX. Una vez convertidos al protestantismo moravo, los misquitos tuvieron un clero indígena que estaba convencido de la necesidad de reformar el modo de vida de este grupo. Dicho clero desarrolló no sólo un nuevo ethos de trabajo, sino nuevas preocupaciones por la educación y el mejoramiento de las condiciones sanitarias. El tipo de socialización propio de las congregaciones moravas influyó indiscutiblemente sobre el establecimiento de asociaciones indigenistas en las décadas de 1970 y 1980, así como en los modos de actuar de las guerrillas que surgieron en la década de 1980.