Los datos indican que la Unión Europea, que todavía tiene un peso y una influencia significativa en la economía mundial, parece ¿condenada¿ a ir perdiéndolo paulatinamente debido al auge de las potencias emergentes y al mayor dinamismo de EEUU. La única salida pasa por fortalecer la Unión y lograr que hable con una única voz de cara al exterior. Analizamos los casos de la política comercial y la geopolítica del euro para ilustrar este argumento. Por último, defendemos que la experiencia de la integración económica europea constituye un buen modelo a seguir para fijar las cada vez más necesarias reglas de juego de la gobernanza económica global.