Ana María Liberali, Federico Ignacio Viola, Marianela Sarabia
http://www.cyta.com.ar/ta0602/v6n2a2.htmLas mercancías no fluyen indistintamente por los espacios mundiales. Los mercados fueron y son restringidos. Nadie determina con absoluta libertad desde dónde comprar, pero mucho menos hacia dónde vender. Existen vínculos determinados históricamente, tal como puentes imaginarios que llevan y traen mercancías por ciertos corredores. No es sencillo desvincularse de ellos. Las cadenas del comercio están mucho más atadas de lo que muchos suponen o quisieran. Y ese comercio, esos mercados, son los que determinarán la producción. Lejos de estar "globalizados", los mercados capitalistas están absolutamente fragmentados, y cada cual comercia con cada cual. Metropolis y periferias se mantienen con absoluta rigidez, al margen de lo que se pretenda imponer propagandísticamente. Además de estar fragmentado, el comercio mundial está absolutamente concentrado, quedándole a las periferias una mínima parte del total. Esto es debido al escaso peso monetario que los productos que exportan tienen sobre el total mundial, recibiendo el nombre de "commodities". Y dichas mercaderías están absolutamente ligadas a las necesidades de los mercados centrales, a las potencias de cada momento histórico. En este trabajo hemos elegido los casos de dos periferias, de dos continentes de gran importancia tanto a nivel superficial como poblacional, pero que no alcanzan entre ambos al diez por ciento del comercio mundial. América Latina y África son ejemplificadores de lo que acabamos de enunciar. Ambos son marginales, dependientes de las necesidades de las potencias, y responden cada uno a mercados diferenciados, excluyentes, no compiten entre sí porque abastecen a diferentes núcleos, y no comercializan entre sí, porque no pueden complementarse.