Los riesgos que entrañan para la salud de los trabajadores la exposición continua y prolongada al polvo de la madera se conocen desde hace relativamente poco tiempo. Los avances en la protección frente a las enfermedades benignas como el asma, angioedemas o la alveolitis alérgica extrínseca han sido significativos, sobre todo en cuanto a su inclusión en la nueva lista de enfermedades profesionales. Sin embargo, en el área de las enfermedades malignas, y en especial el cáncer, la evolución en la protección de los trabajadores ha sido bastante menos espectacular. La nueva lista sólo reconoce como enfermedad profesional para este sector el cáncer sinonasal, frente a los numerosos estudios que demuestran la relación con múltiples tipos de cáncer. Tampoco se hace ninguna referencia al formaldehído como agente cancerígeno.