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Los ciudadanos europeos están jugando un papel fundamental a la hora de resaltar la importancia del principio de solidaridad como concepto inherente al proceso de integración europea, lo que ha llevado al Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas a delimitar el grado de solidaridad existente dentro de la Unión Europea. La determinación de este grado de solidaridad no sólo sirve para llenar de contenido las disposiciones del Tratado relativas a la ciudadanía, sino que también sirve para reforzar el sentimiento de pertenencia de todos los ciudadanos europeos a la Unión. Este artículo pretende analizar en profundidad esta construcción jurídica. En la primera parte se analiza la jurisprudencia relativa a esta materia, finalmente recogida en la directiva sobre el ciudadano europeo. En un segundo apartado se establecen las similitudes existentes entre la situación de los ciudadanos americanos y europeos cuando ejercen su libertad de movimiento en relación a la solidaridad. Finalmente, a través del análisis de los asuntos relativos a tratamientos sanitarios, se revelan los problemas existentes en este proceso de integración, especialmente, en áreas relacionadas con las esferas sociales, donde son los Estados miembros los que mantienen las competencias para su regulación.
