Los grupos de presión articulan las reivindicaciones y las necesidades de la sociedad y las transmiten a los partidos políticos en los sistemas políticos democráticos. Durante los últimos treinta años la sociedad civil se ha potenciado considerablemente en España, produciéndose un aumento significativo de asociaciones voluntarias en todos los ámbitos de la vida social, económica y cultural. Estos grupos constituyen el complemento necesario a la política electoral y partidista y pueden contribuir al fortalecimiento de la democracia.