Los jóvenes tienen tasas de abstención electoral más altas que los adultos, se afilian menos a los partidos políticos y sus niveles de identificación partidista son más bajos. Sin embargo, los jóvenes como expertos en el manejo de las nuevas tecnologías de la información, están siendo capaces de incorporar nuevas demandas al sistema político, a través de nuevas formas organizativas y nuevos repertorios de implicación cívica.