Al pretender agilizar la circulación intracomunitaria de complementos alimenticios salvaguardando la protección de la salud pública, la nueva Directiva comunitaria ha suscitado una serie de interesantes debates que traen a colación la vinculación de la regulación de estos productos con la establecida para los medicamentos. Estos debates han llegado incluso a provocar el planteamiento de una cuestión prejudicial sobre la adecuación de este instrumento normativo a la finalidad que dice perseguir en la que, cuestionándolo, se sugiere la presencia de una estrategia destinada a proteger a la industria farmacéutica comunitaria.