La privatización de servicios públicos económicos ha sido una de las políticas de mayor calado del proceso de reforma del Estado que tuvo lugar en las dos décadas finales del siglo pasado. Esas políticas viraron desde la producción pública hacia la producción privada y la organización de mercados para mejorar la eficiencia y la orientación al consumidor de la prestación de esos servicios. En este artículo se señala que la sostenibilidad de este modelo de mercado no depende tanto del grado de competencia, como de la satisfacción de los ciudadanos con los resultados de ese modelo. La prescripción de política es la necesidad de evaluar esos servicios privatizados desde la perspectiva de la calidad percibida por los ciudadanos.