La integración europea ha puesto en tela de juicio la relación entre Estado y Nación. Socava la soberanía tradicional y debilita la necesidad de constituir un Estado. A menudo, los movimientos nacionalistas periféricos han adoptado el tema europeo, ajustando su ideología y estrategia en consecuencia. Algunos han empleado temas de "nuevo regionalismo" para construir nuevos sistemas de acción tanto por debajo del Estado como más allá de éste. Europa ofrece oportunidades a los movimientos territoriales y proporciona cierta protección a las minorías. Existen diferencias entre la Europa Occidental y la Europa Central y Oriental motivadas por las estructuras del Estado. Existe el riesgo de que la, futura constitución europea formalice la Unión Europea como un juego a dos bandas entre los Estados y la Unión, sin espacio para las demandas de minorías y regiones.