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El PP ha practicado una política dura y sin concesiones contra el PSOE, desde el primer día de la legislatura. Su pretensión central es tumbar al Gobierno, y no dudan en utilizar la política antiterrorista como su principal argumento. Tal planteamiento ha llevado al Partido Popular hacia una deriva extremista que tiende a contaminar la política con mentiras y argumentos falaces, provocando un clima de crispación, que causa estupor en la mayoría de los ciudadanos.
