No sólo la llamada crisis de la modernidad está contribuyendo al debilitamiento y difuminación de la esfera pública; también están incidiendo en ello las grandes transformaciones experimentadas por la sociedad actual, la sociedad de la globalización, entre las que cabe destacar la crisis del Estado-nación. No podemos resignarnos, ante la erosión de la institución estatal, y ante el avance del paradigma postmoderno, a perder esos espacios políticos donde en nombre de la justicia poder formular nuestras reivindicaciones. Es necesario dar una respuesta coherente, y desde el ámbito político, jurídico y hasta moral, al hecho de la globalización a fin de poder recuperar, así, a escala planetaria, los espacios políticos que se van perdiendo en el ámbito estatal. Europa puede ser el paradigma a seguir, y a la ciencia política le corresponde jugar un papel ineludible y decisivo a la vez en la actual coyuntura. He aquí el argumento central a desarrollar en este trabajo.