La sobrevaloración que se realiza del Derecho lleva a pensar que su ineficacia, en la resolución de la violencia de género es resultado de imperfecciones formales o técnicas, que una vez corregidas, harán desaparecer el problema. Sin embargo, cuando existe disfunción entre la norma y la realidad el origen de la ineficacia de la norma se encuentra en la existencia de una normativa sustantiva que nace en paralelo al mensaje normativo de la norma jurídica. En otras palabras, la inaplicabilidad se expresa como un lenguaje, que se auto refuerza permanentemente y que llega incluso a sustituir (o contradecir) a la normatividad formal. Para modificar la normativa que neutraliza el mensaje de la norma jurídica se ha de actuar en el sistema de creencias y de comportamientos que están presentes en la actitud de los usuarios con respecto a las normas. No es el problema de la inaplicabilidad o desobediencia al Derecho, por consiguiente, un problema técnico, sino un problema de naturaleza moral y política. Por este motivo, se deben crear las condiciones estructurales que desarrollen junto a la normatividad formal una normatividad sustantiva, esta vez sí coherente con el contenido de la norma jurídica.