Montserrat Comas de Argemir Cendra
Ninguna ley modifica en poco tiempo una realidad social tan sangrante y a la vez tan compleja de resolver, al estar anclada en hondas raíces culturales. Sin embargo, se puede afirmar que con ella se han abierto nuevas vías y nuevos instrumentos para poder intervenir en la sociedad con el objetivo de poder modificarla. No es una utopía creer que un día será posible construir un modelo de sociedad con igualdad y sin violencia. Para ello hace falta una revolución cultural que ponga en cuestión la pervivencia de los patrones cultu¬rales machistas, de discriminación y dominio de las mujeres. Es una tarea de los poderes públicos y de toda la sociedad. Es una tarea de todos: de hombres y de mujeres. Es además una lucha de largo alcance.