Que el saber es -entre otras cosas- el contenido de una volición, es obvio. Que, además, constituye una tendencia humana, también. Sin embargo, con frecuencia, dicha tendencia se realiza con esfuerzo, lo que hace que dicha inclinación al conocimiento no parezca tal. Ejemplo: El estudiante que prepara sus exámenes, cuando lo que desea es viajar, parece que sacrifica la inclinación a viajar, preparando aquéllos. Sin embargo, se trata de dos tendencias opuestas de las cuales la más fuerte, en ese momento, es la primera, aunque tampoco le atrae con la fuerza suficiente, pues, en tal caso, no sentiría el sacrificio de verse privado del viaje