La afirmación o negación del libre albedrío como fundamento de la responsabilidad penal es al mismo tiempo una cuestión clásica y una cuestión marginal para la Ciencia del Derecho Penal. Parece que todos los penalistas se ven forzados a tomar posición respecto a esta cuestión para, a continuación, reconocer que su solución por una parte les excede y por otra les resulta indiferente. Lo que aquí trataré de argumentar es que la cuestión es resoluble desde el punto de vista de la filosofía moral y de la filosofía jurídica, pero sobre todo que la cuestión es relevante, no sólo para filósofos sino para el común de los ciudadanos. Tan relevante que tomar una u otra posición podría conducir a resultados sociales (no sólo teoricos ni principalmente teóricos) tan distintos que posiblemente harían recapacitar a los propios penalistas