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Aprovechar los resultados de más de cuarenta años de costosa experiencia en la política de mecanización agrícola en la URSS, al menos en su aspecto negativo, es tarea obligada para quienes pretendan orientar la política de mecanizar a corto plazo la agricultura de un país económicamente poco desarrollado. La situación en el punto de partida era, bajo el punto de vista técnico, diametralmente opuesta a la que históricamente ha predominado en un país al iniciarse el proceso de mecanización del campo (escasez de energía, dispersión parcelaria, liquidación del mediano propietario y ausencia total de inversión de capital extranjero). Por otro lado, desde el punto de vista económico, las razones que motivaron la mecanización agrícola en la URSS son también totalmente opuestas a las que originaron análogo proceso en los países industrialmente adelantados del Mundo Occidental. La mecanización agrícola no viene como un impacto del desarrollo industrial, sino que nace para favorecer ese desarrollo, tratando de producir más barato con el fin de mantener relativamente bajos los precios agrícolas, condición necesaria para estimular el desarrollo industrial en las circunstancias anteriormente citadas.
