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Destaca la actualidad acentuada del Mercado Común, como consecuencia de los acuerdos de Bruselas del 14 de enero último. Analiza las circunstancias singulares que el Tratado de Roma concede a la agricultura. Considera los problemas agrarios más importantes que tiene ante sí el Mercado Común y que están tratando de resolverse mediante acuerdos concretos. Las orientaciones que se vislumbran para aumentar la productividad y elevar los ingresos de los agricultores, cuyo problema es básico en el área del Mercado Común, como en la agricultura española, ponen de manifiesto la política equivocada de la parcelación de las grandes fincas, sin que vaya acompañada de otras medidas. Analiza la necesidad de que, a la vista de las condiciones externas que el Mercado Común introducirá en la economía europea, es preciso reconsiderar la política agraria española a largo plazo. Por último, expone las consecuencias que tendría la asociación de nuestra agricultura al Mercado Común y las orientaciones políticas que habría que establecer para que esta situación se lograse con los menores trastornos posibles y permitiese recoger cuanto antes los beneficios que se derivarían de ella.
