Este artículo intenta explicar los eventos de carácter racista que ocurrieron en El Ejido (Almería, España) en el año 2000 analizando la estructura económica de la región que está organizada como un distrito industrial que depende de la rotación continua de trabajadores entre las diferentes unidades de producción. Esta rotación conduce a la vulnerabilidad y degradación de la fuerza de trabajo en lugar de propiciar una recalificación de los trabajadores. La ideología creada por los capitalistas considera la fuerza de trabajo como redundante e innecesaria. Este proceso es reforzado por la separación espacial entre inmigrantes y nativos así como por la ausencia de derechos de la población inmigrante. La constitución de una fuerza de trabajo flexible permite la fácil y continua substitución de trabajadores y la desaparición de habilidades especializadas. Desde este punto de vista, el racismo y la xenofobia parecen formar parte de la organización de clases en esta sociedad capitalista.