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Fernando González Laxe 
En el decenio pasado ha cambiado el sistema pesquero internacional y ello ha hecho cambiar, también, las operaciones pesqueras que se desarrollan en la realidad. El continuo aumento de las cantidades descargadas, ininterrumpido a lo largo de los treinta últimos años, está llegando al declive: la tasa de crecimiento es mínima y se encuentra estabilizada. Los efectos económicos de este declive han movido a los Estados ribereños a adaptar sus respectivas políticas pesqueras en función de los precios y del comercio interregional. Siguiendo las nuevas directrices que dimanan de la IV Conferencia de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, las operaciones de pesca se han hecho más especializadas, tanto en términos geográficos como en términos de producción. La ampliación a 200 millas de las zonas económicas exclusivas por más de cien Estados ha puesto a prueba la capacidad de éstos para adaptar y ajustar sus políticas al nuevo régimen del marzo Esta fue la causa principal detonadora de los cambios pesqueros a partir de mediados de la década de los setenta.
