El artículo, reconociendo el importantísimo avance que han experimentado las finanzas en el siglo XX, sobre todo en su segunda mitad, pone en cuestión el camino, demasiado uniforme, que se está imponiendo en la investigación actual, principalmente desde la Universidad. El método anglosajón, que da un gran valor a lo empírico, tiene sin duda un gran interés, pero su creciente supremacía está arrinconando progresivamente el desarrollo teórico. Por otro lado, la utilización de la estadística sobre gran cantidad de datos, parece interpretarse por algunos como el único camino posible para contrastar una teoría; y ni es el único camino, ni es una forma inmune a importantes críticas.
La actual investigación en finanzas es, para el autor, de un gran interés, pero hay que abrir las puertas a nuevos métodos que estimulen la creatividad de los investigadores, y que nos acerquen más a los verdaderos problemas de la práctica financiera.