Alberto M. Ballvé, Oriol Amat Salas
La dirección empresarial necesita disponer de información que permita diagnosticar la marcha de la organización y también precisa alinear a todas las personas para poder implementar la estrategia. Este artículo analiza como el convencional Cuadro de Mando (Tablero de Control, en América Latina; Tableau de Bord, en francés; y Control Panel, en inglés) puede ser de gran utilidad para el diagnóstico y cómo el Cuadro de Mando Integral (Balanced Scorecard, en inglés) contribuye a conseguir una alineación adecuada. Para ello, después de introducir el marco teórico se exponen las experiencias de varias empresas (Citibank, Handleman Company, Embotelladora Andina, SOCMA y Microsoft).
Los casos estudiados muestran cómo las características individuales de una compañía determinan cuál es la mejor herramienta de control que debe utilizarse. Las compañías más maduras, que cuentan con potente saber-hacer y operan en contextos relativamente predecibles, tienden a recurrir al Cuadro de Mando Integral. Para las empresas menos maduras, que operan en entornos cambiantes, suele ser preferible el Cuadro de Mando convencional. De todas formas, no se trata de una regla fija; ya que la mayoría de las compañías son más maduras en algunos aspectos que en otros. Por ello, en muchos casos puede ser adecuada la integración de ambas herramientas para satisfacer las necesidades de diagnóstico y de alineación