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Desde el inicio de la Unión Monetaria Europea la economía española ha registrado un continuo y creciente desequilibrio exterior que ha hecho que su necesidad de financiación sea muy elevada, tanto en perspectiva histórica como internacional. Este aumento de la necesidad de financiación, que es el resultado de la ampliación de la brecha entre ahorro e inversión privada, está asociado a las nuevas condiciones monetarias y financieras existentes en la Eurozona y que han tenido un impacto especialmente acusado en los países con una mayor tradición inflacionista.
