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Pedro Antonio Morejón Ramos, José Manuel Campillo Antolinos
El incremento del déficit comercial de Castilla-La Mancha, cercano al 18 por 100 fue inferior a lo previsto, teniendo en cuenta la fortaleza de la demanda interna, y su efecto positivo sobre las importaciones; la influencia de la crisis internacional en las exportaciones de esta Comunidad a países extracomunitarios; y la ralentización del crecimiento económico detectada en los últimos meses de 1998 en algunos países comunitarios como Francia y Alemania, de indudable y creciente importancia en los flujos comerciales de esta región, a juzgar por la positiva evolución del grado de apertura exterior de Castilla-La Mancha en particular, y de España en general, con respecto a la UE. A nivel sectorial, las relaciones comerciales de Castilla-La Mancha con el exterior mantienen los rasgos de concentración y comercio intraindustrial (intraempresa en algunos casos), que se aprecian fundamentalmente en los capítulos agroalimentarios y relativos al epígrafe bienes de consumo. Asimismo, hay que apuntar bajísimos niveles de inversión en ambos sentidos. No obstante, impulsada por factores como las ventajas de la localización o las capacidades competitivas de las empresas multinacionales, la inversión extranjera directa en Castilla-La Mancha aumentó considerablemente en 1998 respecto al año anterior, ofreciendo un panorama esperanzador para que el capital foráneo se consolide y crezca más en 1999.
