En este artículo se tratan los límites alrededor de los cuales se ha considerado aceptable la suposición, muy generalizada, de una cierta incompatibilidad entre la explotación familiar y la tecnología avanzada. Se considera que, si bien la explotación familiar no puede ser reconocida como un modo de producción, su carácter no es residual, a menos que sea marginado por un acto consciente de poder, ya sea con un sistema capitalista o socialista. El análisis del proceso de desarrollo de la agricultura polonesa se usa como prueba de la consistencia de las explotaciones familiares, que en sus nuevas formas de organización han encontrado, posiblemente, una perspectiva de subsistencia integrada en un proceso productivo altamente tecnificado.