Este artículo estudia las variaciones en el nivel de democracia alcanzado por las nuevas poliarquías surgidas al sur y este de Europa. El análisis muestra, en primer lugar, que los legados del pasado o las circunstancias de nacimiento no explican las variaciones existentes en el nivel de democracia alcanzado diez años después de las primeras elecciones libres, en contra de lo sugerido por diversos argumentos de la teoría de la democratización. En segundo lugar, el análisis atiende a variables institucionales, económicas y étnico-culturales de los regímenes recién establecidos con el fin de medir su impacto sobre la democratización posterior. Estas variables no explican, tampoco, por qué unas poliarquías alcanzan un mayor nivel de democracia que otras en un mismo período de tiempo. Esta variación se explica mejor atendiendo al simple paso del tiempo, a la condicionalidad exterior y a decisiones estratégicas de los protagonistas. El análisis sugiere, igualmente, que el nivel de democracia no sólo no está predeterminado sino que los regímenes más democráticos tienen más capacidad de recuperación ante condiciones adversas. Finalmente, ante estas conclusiones, nos preguntamos a qué obedecen los criterios de la UE para la inclusión y exclusión de las negociaciones de algunos de estos países frente a otros.