En un escenario muy competitivo, el sector hotelero español muestra una evolución muy dinámica, especialmente, en comparación con sus vecinos europeos. El estudio de las principales variables que inciden sobre la estructura del sector revela la existencia de un proceso de concentración, pero también la persistencia de empresas muy pequeñas. Existe un fuerte incremento en los hoteles de cuatro y cinco estrellas; mientras que los hoteles de menor categoría han reajustado la oferta para solucionar sus problemas de sobreoferta. Todo ello ha posibilitado que en 2005 se haya roto la tendencia descendente de la tasa de ocupación.