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Scott W. Spreier, Mary H. Fontaine, Ruth L. Malloy
El deseo de logro es una fuente de fortaleza importante en los negocios, y está al alza. La firma de consultoría de los autores ha observado un sostenido aumento del grado en que el logro motiva a los ejecutivos. Pero existe un lado oscuro en la tendencia, sin embargo. Enfocado sin pausa en tareas y metas, un ejecutivo o empresa puede perjudicar el desempeño. Los obsesivos por el logro tienden a dar órdenes y cohibir, ahogando a sus subordinados. El psicólogo David McClelland identificó tres impulsores de la conducta: logro, o alcanzar un estándar de excelencia; afiliación, o mantener relaciones personales; y poder, o tener impacto sobre otros. Sostenía que la motivación del poder se presenta en dos formas: personalizado, cuando el líder obtiene fortaleza por el control sobre los demás, y socializado, cuando la fortaleza del líder nace de potenciar a otros. Los estudios muestran que grandes líderes carismáticos son altamente motivados por el poder socializado. Para observar cómo las motivaciones y el estilo de liderazgo afectan el clima de un grupo de trabajo y el desempeño, los autores estudiaron a 21 ejecutivos senior de IBM. Los líderes que crearon climas estimulantes y de alto rendimiento obtuvieron resultados más duraderos al utilizar una amplia gama de estilos, eligiéndolos de acuerdo a las circunstancias. Más que andar dando órdenes o recurrir a acciones personales, entregaron visión, buscaron compromiso y orientaron. Si usted es alguien impulsado por el afán de logro buscando ampliar su rango, puede estudiar sus actos y pedir a su equipo, pares y ejecutivos que le entreguen un feedback honesto. Usted puede asumir nuevas conductas específicas, como involucrar a su equipo en una discusión sobre cómo cumplir con los objetivos, en lugar de emitir un conjunto de instrucciones. La empresa como un todo puede también poner su parte. Las organizaciones deben aprender cuándo movilizar el impulso de logro y cuándo controlarlo.
