La idea de desarrollo rural como «el proceso de revitalización equilibrado y autosostenible del mundo rural basado en su potencial económico, social y medioambiental mediante una política regional y una aplicación integrada de medidas con base territorial por parte de organizaciones participativas» participa de los cambios que acompañan a la propia Unión Europea, destacando entre éstos las exigencias derivadas del concepto de Desarrollo Sostenible. En la actualidad, consideramos que el concepto «desarrollo sostenible» se debate entre la búsqueda y exigencia de una defensa ética, que comienza a manifestarse como «necesidad» en el sentido atribuido a este término en nuestra exposición y; el romper con los presupuestos de la modernidad que ha generado la crisis o decadencia moral que se ha denominado posmodernidad, como son: la negación del ser, la muerte de la metafísica, la tiranía del relativismo ético y la falacia de la tecnocracia. Los aspectos éticos sobre los que debe fundamentarse las cuestiones internacionales de desarrollo sostenible giran en torno a la necesidad de la solidaridad humana. Sin embargo, las concepciones claramente restrictivas de la realidad humana transforman el bien común en un simple bienestar socioeconómico, carente de toda referencia trascendente y vacío de su más profunda razón de ser.