El artículo aborda algunas hipótesis sobre cómo mejorar la Educación Secundaria. Se centra especialmente en su etapa «obligatoria», en la que es clave promocionar una educación de calidad para todos. Hace un breve repaso de la situación de estos centros y de la evolución y realidad de los departamentos de orientación. Repara en las dinámicas de cambio, en los elementos que las dinamizan y en los efectos que producen. Identifica algunas dimensiones clave de mejora cualitativa. Apuesta por que los orientadores puedan desempeñar funciones de asesoramiento. Argumenta que los departamentos de orientación, -debidamente focalizados- pueden contribuir a capacitar internamente a los institutos para aprender a cambiar. Ofrece una alternativa a modo de hipótesis de trabajo basada en: apoyar la acción de los departamentos didácticos como plataformas de innovación educativa y de desarrollo profesional, (re)construir el Departamento de Orientación para ir de lo marginal a lo fundamental, compartir buenas historias de aprendizaje, compartir argumentos y acercar perspectivas, pasar de los problemas a las problemáticas; y, dotarse del proceso de «autorrevisión».