El presente trabajo pretende analizar la eficacia que los Impuestos sobre la Riqueza Personal han mostrado en los últimos quince años en la consecución de los objetivos que tradicionalmente se les han venido asignado. Estos objetivos son: servir de complemento al IRPF, mejorar la distribución de la renta y la riqueza y ayudar en el control y gestión del IRPF. En este sentido se analiza, en primer lugar, cual ha sido la incidencia del Impuesto sobre el Patrimonio a lo largo de su historia, comprobando su impacto redistributivo y calculando la carga efectiva que impone a los diferentes rendimientos de los activos con mayor peso específico en el patrimonio declarado. En segundo lugar estudiamos la incidencia del Impuesto sobre Donaciones y Sucesiones. Los resultados alcanzados apuntan un papel importante para este tipo de impuestos en los sistemas fiscales de nuestros días, pero reconsiderando en profundidad algunos de los rasgos estructurales que presentan en la actualidad.