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Este artículo analiza el desarrollo de las transiciones políticas en los países del Magreb, sus características y las diferencias existentes entre los tres países que lo integran.
La transición política debe basarse en dos transiciones previas: una transición demográfica, que ya se ha empezado a dar, y una transición económica, indispensable para no perder el tren de la modernización, aunque tenga un papel periférico.
Existen grados de diferencia entre la liberalización en curso en Marruecos y las de Argelia o Túnez, por lo que se muestran los tres casos a partir de la problemática que representa la expresión de la pluralidad en la región. En Argelia, esta pluralidad surge con la explosión social de 1988, pero sin consistencia real como para constituir una verdadera opción hacia grandes cambios. En Túnez, bajo la apariencia de un país moderno, nos encontramos con una democratización paralizada por el miedo a la alternancia política. Y, por último, en Marruecos, la transición se inició hace ya casi una década mediante un sistema político que permitiera un relevo pacífico de las elites dirigentes, aunque deben plantearse nuevos procesos que faciliten una visibilidad más amplia de la transición política del país.
