La causa individual más importante del bajo desempeño corporativo es la incapacidad de ejecutar. Según el autor Ram Charan, tales errores resultan habitualmente de fallas en las interacciones personales. Y estas interacciones defectuosas rara vez ocurren aisladamente, afirma Charan en este artículo originalmente publicado en 2001. Demasiado a menudo, ellas son típicas de la forma con que se toman ¿o no se toman¿ las pequeñas y grandes decisiones a lo largo de una organización. La incapacidad de tomar una acción resuelta está arraigada en la cultura de una empresa. Los líderes crean esta cultura de indecisión, sostiene Charan, y pueden terminar con ella haciendo tres cosas: primero, deben generar honestidad intelectual en las conexiones entre personas; segundo, deben asegurarse de que los mecanismos operativos de tipo social ¿las reuniones, revisiones y otras situaciones mediante las cuales las personas hacen negocios¿ tienen al diálogo honesto en el centro; y tercero, los líderes deben asegurarse de que el feedback y el seguimiento sean usados para recompensar a las personas de alto desempeño, deben hacer coaching a quienes tienen dificultades y desalentar a aquellos cuyo comportamiento está obstaculizando el progreso de la organización. Al adoptar estos tres enfoques y al usar todo encuentro como una oportunidad para modelar un diálogo abierto y honesto, los líderes pueden marcar la pauta a una organización, llevándola de la parálisis a la acción