Juan Manuel Cobo Suero
Estamos en el inicio de una sociedad mundial, cuya realidad reclama cambios profundos con urgencia. En lo que respecta a la educación, el análisis de esta realidad y de los cambios necesarios no sólo permite formular ya los objetivos últimos y los operativos que la educación debe proponerse, sino también com-prender que la educación ética (titular de gran parte de esos objetivos) puede y debe actuar como factor de cambio para la construcción de una nueva sociedad mundial. Una educación ética que es responsabilidad primera de los sistemas educativos de los países y en la que están llamados a jugar un papel importante también los prescripto-res sociales de opinión, tanto nacionales como mundiales. Ambos tipos de aportacio-nes son objeto de estudio en sendos apartados de este artículo.