Las expectativas que la sociedad civil tiene sobre las administraciones públicas, ha obligado a que en estos últimos años se esté replanteando su función, y adecuando sus estructuras a las nuevas necesidades y exigencias de una sociedad globalizada. El modelo burocrático, útil durante la fase de consolidación y expansión del sistema capitalista, resulta insuficiente para el nuevo contexto político y socioeconómico. En la medida en que el campo de actuación de las administraciones públicas se va ampliando, como consecuencia de la aparición y consolidación de un mercado globalizado, se ha ido produciendo un aumento de la rivalidad competitiva a nivel empresarial y en las propias organizaciones públicas. En los países de la O.C.D.E. se están introduciendo reformas estructurales en sus administraciones para mejorar la prestación de los servicios públicos, así como para adaptarlos a los cambios y transformaciones que se están produciendo en la sociedad. Ante este nuevo contexto mundial, las administraciones públicas han establecido unas estrategias de cambio, dirigidas desde las instancias políticas del estado, con el objetivo de transformar y adecuar el sector público a las nuevas situaciones y a su creciente internacionalización