Los supervisores de los grupos autónomos de trabajo como directivos de línea media más próximos al núcleo de operaciones ocupan un puesto que presenta unas características particulares derivadas de su proximidad al flujo de trabajo de los niveles inferiores y de su posición como último peldaño de la cadena de mando. No se puede afirmar tajantemente que estas nuevas formas de organización del trabajo que conceden a los trabajadores mayores parcelas de autonomía y que tienen como objetivo aumentar su compromiso con los fines de la organización, hagan superflua la labor de supervisión y provoquen, en consecuencia, una simplificación jerárquica. En este artículo se trata de evidenciar la especial valoración del rol de supervisor como facilitador del cambio que debe producirse; aunque no exento de problemas derivados de la incertidumbre sobre su futuro y los dilemas planteados por la necesidad de combinar autonomía y control