Con la creciente complejidad tanto del entorno escolar (diversidad del alumnado, cambio cultural, aceleración del cambio tecnológico, etc.)como de la escuela misma (diferenciación interna, multiplicación de las demandas recibidas, proliferación de los grupos profesionales, formalización y racionalización de los procesos), la eficacia de los centros de enseñanza depende, cada vez menos, de la eficacia individual de sus agentes (fundamentalmente los profesores)y, cada vez más, de la eficacia del todo como organización. Para analizar este problema me sirvo de la Teoría de Sistemas, que aplico retomando una idea de la teoría de la comunicación -concretamente de Wilden, pero que, por otra pare, popularizó entre nosotros Ibáñez: la diferencia entre agregado (la suma de los individuos), estructura (las relaciones entre ellos)y sistema (las relaciones entre las relaciones), que hasta cierto punto puede hacerse corresponder con las concepciones mecánica, cibernética y orgánica (u organísmica)de los sistemas dinámicos